Mª del Mar Arroyo Ramos

Lo más importante es educar teniendo en cuenta la individualidad del alumno. Ningún niño es igual a otro. Que aprendan a tener confianza en sus posibilidades, descubrir sus necesidades y convertirlas en progresos, conocer sus fortalezas y convertirlas en grandes logros, esto es para mí ENSEÑAR.

Su cercanía. Esa constante preocupación por llegar a alumnos y familias, que nuestros niños sientan que ésta también es su casa. Una atención muy personalizada. Preocupado, en gran medida, por las necesidades de nuestros alumnos, en especial de los más desfavorecidos, haciendo gala de nuestro carácter vicenciano.

Es difícil ser yo quién conteste esta pregunta. Supongo que todos aportamos mucho de nosotros mismos, de lo que nos identifica un poco más a cada uno. En mi caso podría ser la templanza y la paciencia. La vocación y la entrega son comunes en todo el Claustro de Profesores, personal del PAS y, cómo no, en las Hermanas.

No podría quedarme con uno en concreto. Hay tanto detrás de cada beso, cada abrazo, cada risa, cada lágrima secada, cada herida curada sólo con amor…Es imposible quedarse con un sólo momento, pero si puedo decir que a pesar de los años, aún me siento orgullosa y feliz cada vez que escucho por la calle una voz que llama: ¡SEÑO! y al volverme descubro unos ojos llenos de ilusión por haberse encontrado conmigo. ¡Eso no tiene precio!